Itinerario Lligordà y Palera. Ruta 5 Palera

Un paseo entre bosques para visitar tres joyas del románico del valle: Lligordà, Sant Sepulcre de Palera y Santa Maria de Palera, construidas entre los siglos IX y XII.

  • Modalidad
    • A pie
  • Comarca
    • Garrotxa
  • Municipios
    • Beuda
  • Tiempo
    • Menos de 3 horas
  • Dificultad
    • Fácil
  • Duración estimada
    • 1h
  • Distancia en km
    • 3,2kn
  • Altitud máxima
    • 300m
  • Altitud mínima
    • 232m
  • Desnivel acumulado en subida
    • 117m
  • Desnivel acumulado de bajada
    • 117m

Iniciamos la ruta en Sant Pere de Lligordà.

Templo del siglo XII, aunque desde finales del siglo X se tiene constancia de la existencia de este lugar. La primera referencia documentada del templo data del año 1079, en que Uralard, vizconde de Bas y su esposa Ermessenda dieron al monasterio de Sant Victor de Marsella la iglesia de Sant Joan les Font para que fundaran un cenobio benedictino, entre las que se encontraba la iglesia de Sant Pere de Lligordà.

Encontramos el cruce B4 y nos dirigimos hacia el Santo Sepulcro de Palera siguiendo las marcas amarillas. Al cabo de unos 10 min encontramos un nuevo cruce B5 can Lletanis y continuamos hacia el Santo Sepulcro por los bosques de Palera, donde encontraremos otro cruce, el B6 y en 10 minutos habremos llegado al Santo Sepulcro de Palera, cruce B7.

La primera noticia que se tiene de Palera es en un testamento del conde obispo Miró Bonfill, del 979. En el año 1075, otro documento ya menciona la iglesia del Santo Sepulcro. En el año 1085 fue consagrado un nuevo templo con la asistencia de varios obispos y el abad de Santa Maria de la Grassa. Esto hace pensar que en el año 1075, cuando se mencionaba la iglesia, ésta debía estar en construcción, o bien se edificó de nuevo entre estos años.

La construcción de aquella iglesia estuvo patrocinada por los señores de Palera, Arnau Gonfred y su esposa Bruneguida, los cuales en 1107 la entregaron a la abadía de la Grassa, que le instituyó un priorato que dependía de aquella casa occitana. Esta donación fue confirmada en el año 1119 por el papa Gelasio II.
Gracias a las indulgencias otorgadas al priorato, éste se convirtió en un centro de devoción popular y de peregrinación.

En algún momento indeterminado del siglo XVI esta casa se desvinculó de la abadía de la Grassa. Se sabe que en 1558 el prior de Palera era monje de Sant Esteve de Banyoles. Nos consta que en el siglo XVIII el lugar se encontraba en mal estado de conservación y se tuvieron que hacer obras. A finales del mismo siglo sufrió los efectos de una ocupación del ejército francés. A partir de 1816 pasó a depender de Sant Pere de Besalú; el priorato se mantuvo como tal hasta 1835. La iglesia se restauró durante la segunda mitad del siglo XX.

Nos dirigiremos ahora, siguiendo las marcas amarillas hacia Santa Maria de Palera. Este tramo coincide también con el GR2; tardaremos unos 10 minutos en llegar. Encontramos el cruce G107.

Encontramos este pequeño templo del siglo XI, documentado como parroquia por primera vez en 1085, en el acta de consagración del monasterio. A finales del siglo XVI perdió la categoría de parroquia, pasando a ser una sufragánea de Sant Pere de Lligordà.

Dispone de una única nave con cubierta de bóveda de cañón reforzada por dos arcos torales. La nave está terminada por un ábside sin decoración, que tiene una ventana con derrame y un derrame en su parte central.

Bajo la ventana, se encuentra una réplica de la Mare de Déu de Palera, conservada en el Museo de Arte de Girona. Se trata de una imagen de la Virgen con el niño en su regazo, tallada a principios del siglo XV.

El campanario de la torre está construido sobre un previo de palomilla. La puerta, situada en la fachada oeste, fue reformada en 1834, tal y como se puede observar en la fecha grabada en el muro, aunque conserva elementos de la antigua forja románica.

En el interior se conserva una pila bautismal de finales del siglo XI o principios del siglo XII, de una extremada sencillez.

Salimos de Santa Maria y volveremos hacia Sant Pere de Lligordà dando una vuelta circular que nos llevará por Els Quintans de la Masó, cruce B8, donde dejaremos el GR2 y siguiendo las marcas amarillas iremos hacia Can Prim y Cal Sant, cruce B9. Desde Cal Sant en un cuarto de hora volveremos a llegar a Sant Pere de Lligordà, donde hemos iniciado la ruta.